La
participación del voluntariado en la Educación de Personas Adultas (EPA) en
España ha estado muy vinculada a la génesis y desarrollo de esta modalidad
educativa pues, salvo contadas excepciones, la labor altruista de
organizaciones y personas se ha destacado como su elemento más significativo.
Efectivamente, a lo largo del s. XIX y primer tercio del s. XX, al margen de
las escasas actuaciones oficiales que, en su mayor parte, dieron pobres
resultados, en materia de educación de adultos se llevaron a cabo numerosas y
eficaces acciones cuyo factor común fue el voluntarismo de sus promotores (los
Ateneos Obreros, los Círculos Católicos o las Universidades Populares de la
Institución Libre de Enseñanza, por ejemplo), voluntarismo impregnado de una
honda carga ideológica, política o religiosa.
Este
pluralismo “militante” desaparece
tras la guerra civil y resurge con intensidad durante los años ’70 y ‘80,
coincidiendo con la fuerte dinámica reivindicativa político-social del momento.
Así, bajo el patrocinio de asociaciones vecinales, parroquias, cooperativas,
grupos de profesionales o clubes culturales nacen un gran número de colectivos
renovadores que desplegarán una febril actividad en el campo de la EPA (basada
en el trabajo voluntario y aplicando modelos alternativos) y que contribuirán
profundamente a la adaptación del modelo educativo oficial heredado del
franquismo a las nuevas exigencias de la sociedad española. No estuvo tampoco
ausente en estos grupos el compromiso, generalmente desde posiciones de
izquierdas o cristianas progresistas, con el proceso de recuperación de las
libertades democráticas que se estaba gestando en el país.
La EPA en nuestra Comunidad
Si
bien corresponde a la administración central la determinación de los objetivos
generales y la regulación de la obtención de títulos académicos son las
comunidades autónomas las que asumen la planificación y gestión de la EPA en
sus respectivos territorios. La Comunidad de Madrid cuenta con una red de algo
más de medio centenar de centros repartidos por toda la región en los que se
desarrolla una amplia gama de programas y cursos para adultos, totalmente
gratuitos e impartidos por profesionales capacitados. Paralelamente, algunos
ayuntamientos ofrecen, también con personal profesionalizado y a través de
universidades populares y centros culturales, diversas actividades en este
ámbito. El mapa de la EPA en la región se completa con un heterogéneo abanico
de ONG’s, asociaciones y “escuelas populares” que actúan en los barrios de Madrid y
en las grandes poblaciones de su periferia. Supervivientes o herederas de
aquellos colectivos ya señalados, estas organizaciones sin ánimo de lucro
atienden a los sectores sociales más desfavorecidos y discriminados, para lo
cual han estado recibiendo hasta ahora subvenciones de la administración.
Aunque cada entidad tiene su propia personalidad, sí coinciden en que sus
educadores son en su mayoría voluntarios.