Ayer martes, 18 de marzo, con gran amenaza de lluvia pero muy valientes, las alumnas del Taller de Lectura, cogimos el metro a las 4 de la tarde para acercarnos a visitar la Casa-Museo de Lope de Vega.
Aprovechamos el paseo desde la estación de Antón Martín para hablar sobre el Barrio de las Letras y su evolución a lo largo del tiempo, sus moradores, anécdotas y vivencias...
Nos hicimos una entrañable foto en el monumento a los Abogados de Atocha, cuya historia aprovechamos para rememorar.
Llegamos a la hora prevista y realizamos la visita con Alba, una maravillosa guía, que nos hizo sentir inmersas en la vida del literato, cuya biografía, poesía y textos teatrales hemos trabajado y seguiremos viendo en clase.

Disfrutamos con todo lujo de detalle de cada rincón, ambientado con mucho mimo, descubriendo cuán diferente era la vida en aquella época en que mujeres y hombres no compartían espacios, las mesas se montaban, ya que habitualmente no eran fijas, tener luz era un lujo, la ventilación era interior ya que la calle olía a "agua va!", no todo el mundo podía permitirse tener cristales en las ventanas y tener un espejo era un lujo, se dormía recostado y no tumbado, las casas se calentaban con braseros y aún no existían ni los calientacamas...
Madre mía, cómo ha cambiado el mundo, pensamos todas.
Estuvo genial.
Después de la maravillosa visita a todas las estancias y consultar todas nuestras dudas, decidimos acercarnos dando un paseo hasta la Fundación Telefónica, cruzando las calles Alcalá y Gran Vía pasando por la preciosa plaza de Pontejos.
Nos llovió un poquito pero como íbamos disfrutando de la ciudad, de la compañía y de las vistas de la preciosa ciudad en que vivimos, se nos hizo hasta corto el paseo...
En la Fundación gozamos de la experiencia inmersiva de la Exposición "Ecos del Océano" centrada en la experiencia sensorial de la vida en el mar, especialmente centrada en sonidos reales y el campo visual.
No contentas con eso, nos acercamos a ver un documental sobre Jaume Plensa y su trabajo.
Aunque estábamos ya cansadas, algunas nos decidimos a acercarnos y pasear por la exposición que hay al lado con obras destacadas suyas.
Cogimos el metro de vuelta en el ascensor del Templete de la Red de San Luis y tan contentas volvimos más que satisfechas a casa. ¡Vaya tarde más aprovechada!
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