Igual que aquella, las explicaciones nos las dio el profe Luis Martín-Caro. Empezamos donde habíamos acabado entonces, en la plaza de Puerta Cerrada, donde nos contó los orígenes de la ciudad y de los distintos escudos que ha habido a lo largo de la historia.
Seguimos por la C/ Justo y Pastor hasta la plaza del Cordón. Tuvimos ocasión de ver la fachada de la Iglesia de San Miguel, que tiene una forma semicircular y que pertenece a la Nunciatura Pontificia del Vaticano. Enfrente se encuentra la Biblioteca “Iván de Vargas”, que era el patrón de San Isidro.
Desde allí nos contaron las andanzas de Puñonrostro, que tiene una calle a su nombre y era el dueño del Palacio del Cordón, que daba nombre a la Plaza adjunta. Vimos la casa del siglo XV de Cisneros, sobrino del famoso Cardenal y nos contaron la historia de Antonio Pérez, que es quien dio comienzo a la famosa Leyenda Negra de nuestro País en el extranjero.
A continuación, subimos por la C/ del Rollo hasta una calle, que no es calle, que parece una plaza y no es plaza (la calle no tiene ninguna puerta y por tanto no tiene números y está en una explanada que se asemeja a una plaza encima de un aparcamiento). Esta calle encima lleva el nombre de nuestra ciudad. Es decir, Madrid. ¡Humildes que somos!
Pasamos por debajo de una pasarela de estilo del siglo XV, pero que en realidad es de principios del XX y que comunica dos edificios. Así, nos encontramos en la Plaza de la Villa, que es donde se encontraba el Ayuntamiento hasta que hace poco lo trasladaron a Cibeles. En esta plaza vimos la estatua de Álvaro de Bazán, que era un héroe de la batalla de Lepanto.
Tuvimos ocasión de ver un edificio que tiene dos puertas: la del antiguo Ayuntamiento, y al lado la cárcel. El arquitecto de este edificio fue Gómez de Mora, que era el arquitecto de moda en la época del siglo XVI. Antiguamente en la plaza había una iglesia que se llamaba del “Salvador” y que era donde se reunían los miembros del Concejo, había también una fuente que llevaba el mismo nombre. En la plaza nos encontramos varios grupos de niños que daban alegría con los juegos que sus profesores estaban organizando con ellos. En esta misma plaza vimos también la Torre de los Lujanes, que eran señores muy poderosos al comienzo de la historia madrileña.
Salimos de la plaza por la C/ del Codo, que se llama así por la curiosa forma que tiene la calle. Llegamos así, a la Plaza del Conde de Miranda, donde nos contó el origen del convento de clausura de las Carboneras y también algunas leyendas que se desarrollan en la plaza como la de “la casa de los Salvajes” o la vendedora de biblias milagrosas.
Al lado de esta plaza se encuentra otra muy antigua, la del Conde de Barajas, donde tenían su casa los “Sanchez Zapata” que habitaban la plaza desde el siglo XIV.
En esta plaza vivió en los años 30 del pasado siglo la famosa escritora María Zambrano, que organizaba tertulias con intelectuales a los que acudían autores como Miguel Hernández.
Esta plaza los domingos se llama “de los pintores” porque se llena de pintores que quieren mostrar sus obras a los paseantes.
Pasamos entonces a la Cava de San Miguel y tuvimos ocasión de ver las casas con curva que lindan con la plaza Mayor.
Allí vimos que había 5/6 plantas, mientras que, desde la Plaza, sólo hay 3. Esto es así porque las Cavas eran hondonadas alrededor de las murallas y había que compensar el desnivel con la plaza. Antes tuvimos ocasión de ver el Mercado de San Miguel, en la plaza del mismo nombre.
Nos contaron que anteriormente allí estuvo la iglesia que se llamaba “San Miguel de los Octoes”, que se quemó en 1790 al mismo tiempo que un pavoroso incendio en la plaza Mayor.
Llegamos pues a la Plaza Mayor y nos enteramos que anteriormente se llamó plaza del “Arrabal” y que en el siglo XII y XIII era “la laguna de los Lujanes”. Era un lugar en el que comenzó a haber comercio porque se encontraba fuera de la muralla y no tenían que pagar los impuestos que se pagaban dentro. Nos contaron también la historia de la estatua de Felipe III.
Pasamos entonces a la plaza de Santa Cruz, que estaba ocupada por unos tenderetes que estaban construyendo y estaba un poco incomoda por lo que pasamos a la plaza contigua de “La Provincia” desde donde nos contó que la plaza de la Santa Cruz se llamaba así porque allí estaba la Iglesia del mismo nombre. La iglesia que vemos en el comienzo de la C/ Atocha se llama de la misma forma, pero es diferente. Una curiosidad de esta plaza es que era un lugar de alquiler de nodrizas y de otros trabajos.
En la Plaza de la Provincia vimos el edificio del actual Ministerio de Asuntos Exteriores, que también es de Gómez de Mora y que antiguamente fue también cárcel. En la plaza hay una estatua de Orfeo que es una reproducción de la que hubo antiguamente.
Con la historia de este personaje mitológico acabamos la excursión y nos hicimos una foto en el monumento que conmemora el momento en que nos incorporamos a la Comunidad Europea.
Una mañana muy agradable que nos acompañó un tiempo espléndido y con un maravilloso guía, el vuluntario y profe de La escuela, Luis, ¡gracias!
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