


De allí nos fuimos al Hotel Las Cigüeñas, donde comimos excelentemente y tomamos posesión de nuestras habitaciones.
La comida exquisita, el trato maravilloso y la atención inmejorable.

Luego tuvimos también un ratito para hacer compras y tomar algo por nuestra cuenta.
Volvimos al hotel donde cenamos maravillosamente y después, quien quiso, dio un paseo a ver la noche de Trujillo y disfrutar de su especial encanto nocturno.
El domingo recogimos nuestras cosas, felicitamos al hotel por su trato con el grupo y su profesionalidad y cariño y, con Antonio y Alberto, volvimos a Cáceres a seguir paseando por las calles más tradicionales y su sabor a Historia.


¡Ya tenemos ganas de más!
No hay comentarios:
Publicar un comentario